Nuestro amigo Jesús, natural de
Camarillas, nos dio a conocer el refresco que
suministraba su abuela a los nietos y nietas las tardes de verano.
Llamaba a todos ellos para pasarles un brebaje que estos tomaban con ilusión,
regodeándose y esperando el próximo reparto, el cual, invariablemente, tenía
lugar al día siguiente por la tarde.
La abuela llamaba al refresco y
los nietos y nietas acudían sin rechistar. Esta bebida era de uso habitual en
los lugares hasta que llegaron las gaseosas de papel, un gran invento del siglo
XX.
También podemos encontrar este
refresco en el Diccionario de María Moliner.
Puestos a indagar en la historia
de la vinagrada, descubrimos que se trata de una bebida muy antigua. Se la
conoce como posca en tiempo de los romanos.
Ha sido tal la importancia del
vinagre junto al agua como aporte atemperante que se han referido a él los
narradores de la antigüedad.
Suetonio nos confirma que la
bebida era vendida en las calles, Plinio la define como bebida propia de la
civilización romana, Plutarco destaca su importancia para aplacar la sed y
limpiar las aguas desconocidas y Apiano la echa de menos en la conquista de
Iberia por los romanos, por lo que muchos de sus correligionarios sufrían del
vientre.
Plauto, autor “oficial” de obras
de teatro cómicas y cínicas, deja caer, a través de su personaje Palestrión,
que las clases altas de Roma se emborrachan con vino, mientras que los siervos
han de conformarse con posca.
Galeno, en el siglo II después de
Cristo, fue responsable de la dieta y salud de los gladiadores, así como médico
del emperador Marco Antonio, y, entre otras cosas, aconsejaba del uso de la
posca en la ración diaria de los ejércitos, aparte de para otros usos
terapéuticos.
También hay que recordar la
escena de la Biblia
en la que Jesús, estando crucificado, dice tener sed. Un soldado romano le
acerca una esponja empapada en vinagre, seguramente posca.
Carlos Rollín, en su Historia de
las Artes y de las Ciencias, traducida al castellano y publicada en Madrid, en la Imprenta de Blas Román,
el año 1776, nos cuenta que los ejércitos de Roma consumían, en su dieta
diaria, posca, y que incluso los hombres de campo la tomaban como refrigerante.
Pedro María González, en 1805, en su “Tratado de las enfermedades de la gente
de mar en la que se exponen sus causas, y los medios de precaverlas” aconseja
su ingesta por los marineros y, aparte, para la limpieza del interior de los
navíos.
Pero, en fin, hemos intentado
reconstruir el refresco que Jesús bebió en su infancia y adolescencia en el
lugar de Camarillas y nos hemos quedado con la siguiente reconstrucción.
Ingredientes:
Agua fresca de la fuente
Vinagre
Azúcar
Modo de hacerlo:
Echar agua fresca de la fuente en
un vaso.
Añadir de una a cuatro cucharadas
de azúcar (según el gusto).
Añadir vinagre hasta encontrar un
gusto apropiado y agradable.
Tomar fresco.
EXCELENTE PARA LOS QUE SUFREN DE HIPERTENSION..TOMAR POR LAS MANYANAS
ResponderEliminarLimonada de pobres lo llamaba mi abuela. Ahora que se han puesto de moda con vinagre de manzana para perder peso, yo me lo sigo haciendo con vinagrillo de jerez.
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