Conocidas desde hace muchísimo
tiempo en la gastronomía turolense y aragonesa, forman parte, en la actualidad,
de la cultura culinaria de Castilla-León (sobre todo en la provincia de
Palencia) y de Madrid capital.
Se trata de una elaboración
sencilla que puede ser presentado para grandes ocasiones como primer plato, y
no quedar, por ello, en mal lugar. Nada que envidiar a otras combinaciones más
vistosas y empringadas.
Requiere dos tiempos: una fritura
inicial y la elaboración del guiso.
Su resultado es impresionante. Y
barato, adecuado para los tiempos que corren.
Ingredientes:
Patatas
Cebolla
Huevos
Ajos
Harina
Vino blanco
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Caldo de carne
Perejil
Azafrán del Jiloca
Sal
Modo de hacerlo:
Lavar, pelar y cortar las patatas
en rodajas de un centímetro de espesor. Salpimentar las rodajas.
Batir un par de huevos en un
plato hondo.
Poner harina en otro plato hondo.
Colocar una sartén al fuego con
aceite de oliva del Bajo Aragón.
Cuando el aceite esté caliente ir
pasando las rodajas de patata por la harina y, a continuación, por los huevos
batidos e ir echándolas, por tandas, a la sartén.
A medida que se vayan friendo las
sacamos y las colocamos en una bandeja con cuidado, para no estropear el
rebozado.
Preparamos, en un mortero, un
majado con los dientes de ajo, el perejil, el azafrán y un pellizco de sal.
Pelamos la cebolla y la picamos
finamente.
Colocar una cazuela de barro al
fuego con aceite.
Agregar y sofreír la cebolla.
Cuando la cebolla comience a dorarse
añadimos una cucharada de harina, mezclando los ingredientes y, a continuación,
el majado contenido en el mortero, sin dejar de remover. Un momento después,
añadimos el vino.
Dejamos cocer hasta que se
evapore el alcohol (con un par de minutos basta).
Separamos la cazuela del fuego y
añadimos, con cuidado, las patatas.
Colocamos de nuevo la cazuela en
el fuego y cubrimos el contenido con caldo.
Dejamos cocer alrededor de 20
minutos.
No hay que utilizar cubiertos
para mover el contenido de la cazuela, sino que, cogida de dos lados, la vamos
removiendo para evitar que las patatas se rompan.
Se sirves calientes, pudiendo
espolvorearlas de azafrán y perejil.
P.D.:
En algunos lugares suelen agregarse al guiso tacos de jamón, chorizo, almejas,
queso, almendras,… Para gustos y colores. Aunque, tal cual, están sabrosísimas.
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