Sobre el flan
La utilización
de los huevos como alimento se remonta a épocas muy antiguas. Fenicios, griegos
y romanos consideraban que su consumo era muy saludable y beneficioso, además
de incrementar la fertilidad.
La mezcla de
huevos para conseguir flanes se ennoblece con el Imperio Romano y su fórmula
gastronómica llamada Tyropatinam, mezcla de huevos, leche y miel adecentada con
pimienta.
Los flanes se
hicieron muy populares en la Edad Media ,
para ser consumidos en las Cuaresmas. Se les llamaba flados (torta, objeto
plano, en latín) y consistían en una mezcla de huevos cuajados con alimentos
salados o dulces, verduras, pescados, frutas, queso y miel.
La
introducción del azúcar en la dieta habitual hace que en España el “flado”
dulce se convierta en postre popular y pase a ser denominado flan.
En 1705 el
diccionario de Sobrino nombra por vez primera la palabra “flaón” y la define
como “Flan, forte de tarte au lait”.
En 1732 la Academia de Autoridades
define “flaón” como “Plato regalado que se hace con yemas de huevos, azúcar
molido, leche y harina, tostado todo por encima, el cual se forma en un vaso de
masa, o en un plato untado con manteca de vacas, con lumbre debajo y encima,
para que cuaje y se tueste”. Cita a Montiño y su “Arte de cocina”, pero no he
encontrado ninguna referencia al flaon, flaón o al flan.
En 1787
Terreros y Pando lo identifica con las palabra francesas “Flan, o creme
brulée”.
En 1791 la Academia Usual se refiere
a “Flaon” como un manjar.
En 1853
Domínguez ya cuenta que “comúnmente se llama flan”. Y se remite a la palabra
Flan para referirse a ella como “Especie de crema tostada, en figura de torta ú
objeto análogo, o bien en forma de cubilete, etc. Es una preparación o
combinación dulcemente artística que se hace con huevos, leche, manteca, azúcar
y canela”.
En 1869 la Academia Usual ya cita otras
sustancias para confeccionar los flanes como el café, la naranja, etc.
A partir de
1869 ya se cita “Flaon” como moneda en blanco o sin cuño y se reserva el nombre
de “flan” para el aspecto culinario.
En 1884 la Academia Usual nos ofrece el
método para realizarlo: “Plato de dulce, que se hace mezclando yemas de huevo,
leche y azúcar, y poniendo este compuesto, para que se cuaje, en el baño de
María dentro de un molde generalmente bañado de azúcar tostada. Suele
componerse también de harina, y con frecuencia se le echa alguna otra cosa,
como café, naranja, vainilla, etc.”.
Sobre la
manzana esperiega
La manzana
esperiega es una manzana muy dura y extremadamente dulce.
Se trata de
una variedad autóctona que solamente se desarrolla al sureste de la provincia
de Teruel, en el Rincón de Ademuz, debido, sobretodo, a las características
climatológicas de ese territorio.
Es también
conocida como “manzana helada” pues el azúcar que contiene se cristaliza y,
al degustarla, nos provoca una sensación de hielo.
La receta
Ingredientes:
4 manzanas
esperiegas
6 huevos
Azúcar moreno
Modo de
hacerlo:
Limpiar, pelar
y trocear las manzanas.
Colocar un
cazo al fuego con la mantequilla, el vino blanco y las manzanas troceadas.
Coceremos
durante unos veinte minutos (si utilizamos otra variedad de manzanas, bastará con
una cocción de diez minutos).
Una vez
cocidos los ingredientes, los pasaremos por la batidora hasta alcanzar un puré
muy fino.
En un bol
batimos los huevos y añadiremos el puré, mezclando muy bien.
Caramelizaremos
el fondo de un molde de horno con un poco de azúcar moreno.
Una vez
caramelizado añadiremos la preparación.
Precalentamos
el horno a 200º C. y, una vez caliente, introduciremos un molde mayor que el
anterior con agua y el molde del preparado sobre el anterior (al baño María) y
lo dejaremos unos 45 minutos o bien hasta que veamos que ha cuajado.
Ha de servirse
bien fresco.
Nota:
Si hacéis este
flan con otra variedad de manzana tener en cuenta que habrá que añadir a la
masa inicial unos 150
gramos de azúcar. En este caso no es necesario ya que la
manzana esperiega es muy dulce y, por sí misma, aporta al flan el grado de
dulce exacto.
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