Esta receta se hizo famosa hace
más de treinta años. Sus creadores o recuperadores fueron los dueños de la
fonda de Enrique Alcalá de Calaceite.
Ingredientes:
Judías blancas
Civiles (sardinas de cubo o
sardinas saladas)
Una cabeza de ajos
Unos cuantos dientes de ajo
sueltos
Laurel
Agua
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Sal
Modo de hacerlo:
Poner las judías en agua el día
anterior (en una cazuela ancha y bien cubiertas, porque suelen agrandarse).
Poner a remojar los civiles el día
anterior.
A la hora de elaborar el plato,
poner una cazuela con agua en el fuego y añadir las judías, una cabeza de ajos
y dos hojas de laurel.
Antes de que comience a hervir
añadir sal.
Cuando comience a hervir añadir
un vaso de agua fría. Se trata de conseguir que las judías no se abran. Yo
suelo hacerlo dos veces. Cuando comienzan a hervir otra vez vuelvo a añadir
otro vaso de agua fría.
Cuando comienzan a hervir de
nuevo se baja el fuego y se dejan cocer hasta que estén tiernas.
Se les quita el agua y se añade
agua nueva, para que queden sueltas.
Mientras se cuecen las judías se
limpian los civiles bajo un chorro de agua fría. Es conveniente tener un bol
debajo para que las escamas no vayan a parar al fregadero.
Se descabezan y se les quitan las
vísceras.
Se coloca una sartén al fuego con
aceite de oliva del Bajo Aragón.
Se echan al aceite unos cuantos
dientes de ajo.
A medio freír los dientes se
añaden los civiles y se fríen.
Se retira la sartén del fuego.
A la hora de servir, se echan
judías sobre un plato hondo con un poco de caldo de cocerlas.
Se añade un civil al plato por
comensal.
Suele servirse, aparte, para que
cada convidado se aliñe como considere conveniente, el aceite de freír los
civiles (para ello puede utilizarse una salsera).
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