Ingredientes:
Rebollones
Macarrones
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Sal
Queso de Burgos fresco
Cebolla
Nata para cocinar
Pimienta negra recién molida
Orégano
Modo de hacerlo:
Como cuando vamos a buscar
rebollones o bien nos regalan las amistades (que siempre serán bienvenidas)
siempre tenemos algunos rebollones de más (nunca de menos). Para tener siempre
en casa aprovechamos los nuestros y los de las amistades. Para ello, los
lavamos, los limpiamos bien limpios y los ponemos en una escurridera.
Colocamos una olla al fuego con
aceite de oliva del Bajo Aragón. Troceamos los rebollones y los echamos en la
olla. Añadimos sal y los dejamos freír a fuego no muy fuerte. Cuando están a
medio freír y blandos los sacamos con una espumadera y los reservamos. Unos
irán a las bolsas de congelación (cada una con su medida de rebollones para ser
utilizados en un plato diferente) y al congelador. Los que vayamos a utilizar
los reservamos.
Colocar una olla al fuego con
agua. Cuando comience a hervir añadimos los macarrones. Añadimos sal y los
dejamos cocer hasta que queden al dente. Escurrimos el agua y reservamos.
Cortamos una cebolla y la
troceamos (en cachitos pequeños).
Cortamos en tiras los rebollones
que hemos reservado.
Colocamos una sartén al fuego con
aceite de oliva del Bajo Aragón y ponemos a freír la cebolla troceada
(añadiendo sal) hasta que se quede transparente.
Mientras tanto cortamos el queso
de Burgos en cuadraditos.
Cuando la cebolla se transparente
añadimos las tiras de rebollones y dejamos un rato mezclar los sabores. A
continuación añadimos los macarrones, los cuadraditos de queso de Burgos y la
nata para cocinar.
Rectificamos de sal y añadimos
pimienta negra recién molida.
Dejamos cocer hasta que quede una
salsa ligada.
Cuando esté hecha colocamos el
conjunto en un plato amplio y espolvoreamos con orégano.
Listo
para servir.
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