El año pasado abrieron un nuevo bar en el barrio. El nuevo arrendatario, Ángel, ofrece entre sus aperitivos unos genuinos patatos.
Le preguntamos sobre su procedencia y nos enteramos que son patatos de los pueblos altos de los Montes Universales, más específicamente de Villar del Cobo y Guadalaviar, y que a él le llegan vía Barcelona, donde tiene un amigo que se los reserva.Son patatos de la variedad Agria, que es la que se impuso después de la Turia, común en los sembrados de la Sierra.
Los patatos eran considerados en nuestros pueblos como comida para los gorrinos. Se cocían en una caldereta con asa puesta sobre la estufa. Se llenaba hasta la mitad de agua y se dejaban cocer lentamente. Cuando salíamos de escuela nos hacíamos con unos pocos patatos, les añadíamos sal y nos los comíamos. Incluso había algún amigo que, mientras los llevaba de merienda a los gorrinos, se hacía con alguno más y que nos ha contado que incluso peleaba con los gorrinos a la hora de comérselos.
Ángel los hace así, a fuego bajo y cubiertos con la mitad de agua, para posteriormente rebozarlos en sal. Su sabor es inconfundible. Los suele servir acompañando la bebida que el cliente le solicita. Además permite acompañarlos salteados de sal (que es como nosotros los comíamos) o acompañados de una salsa especial de la casa.
Te deseamos suerte con el negocio, Ángel.
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