-Acá tenemos noticia, buen Sancho, que sois
tan amigo de manjar blanco y de albondiguillas, que, si os sobran, las guardáis
en el seno para el otro día. (Capítulo
LXII de la Segunda
parte de Don Quijote. Que trata de la aventura de la cabeza encantada, con
otras niñerías que no pueden dejar de contarse)
Tersas, pretas y crujientes,
aptas para ser llevadas en el zurrón, el saquillo, la fiambrera e, incluso, en
los bolsillos. Y duran hasta que son engullidas. También pueden remojarse en
variadas salsas y caldos.
Ingredientes:
Carne picada de gorrino
Sal
Pan rallado
Un huevo
Perejil
Tomillo
Romero
Harina
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Modo de hacerlo:
Se coloca la carne en un bol, se
sala.
Se añade a la carne el pan
rallado; el perejil, el tomillo y el romero picados y el huevo sin batir.
Se mezcla el conjunto hasta que
la masa sea homogénea.
Se coloca una sartén al fuego con
aceite de oliva del Bajo Aragón.
Se forman bolas de carne, se
pasan por harina y se fríen.
Una vez fritas se colocan en un
plato con papel absorbente.
Listas para ser transportadas en el recipiente
que consideremos adecuado.
Bonita historia la de estas albóndigas. Seguro que ellas solas, sin necesiadad de salsas, están bien ricas.
ResponderEliminarUn besote