miércoles, 31 de julio de 2013

Cangrejos de la cequia Madre


La introducción en España del cangrejo rojo americano se produjo a través de la suelta intencionada con apoyo institucional como experiencia para explotar comercialmente sus poblaciones. Se comenzó su repoblación en Andalucía y, rápidamente, se dispersó la especie por toda la Península. Los impactos ambientales provocados por el cangrejo americano son negativos: atacan la flora y fauna autóctonas, hacen desaparecer los cangrejos autóctonos al transmitir un hongo que produce afanomicosis (mortal para el cangrejo autóctono), excavan galerías que aumentan la erosión de las riberas, causan problemas en las acequias y en los cultivos agrícolas,…
El río Cella, que se identifica actualmente con el tramo del río Jiloca que discurre entre Cella y Villafranca del Campo, es un cauce artificial denominado habitualmente por los habitantes del valle como cequia Madre.
Esta acequia, construida en su mayor parte de forma artificial, atraviesa siete términos municipales: Cella, Villarquemado, Santa Eulalia del Campo, Torrelacárcel, Torremocha, Alba y Villafranca del Campo.
Ahí, en el término municipal de Santa Eulalia, pescó Gabino unos cuantos cangrejos americanos de los que nos pasó una cantidad para que la cocinásemos.
Aún no siendo muy devotos de la gastronomía de esta especie, elaboramos un plato tradicional que se realizaba en las zonas altas de los Montes Universales con cangrejos autóctonos procedentes de los ríos Cabriel y Tajo, antes de la llegada del cangrejo impostor.

Ingredientes:

Cangrejos
Ajos
1 guindilla
Pimienta negra
Vino blanco
Aceite de oliva del Bajo Aragón
Sal
 
Modo de hacerlo:
Limpiar los cangrejos y castrarlos.
Poner una cacerola ancha al fuego con aceite de oliva del Bajo Aragón. Cuando el aceite esté caliente añadir los cangrejos y salarlos. Mover sacudiendo la cazuela para que se cocinen por igual.
Cuando se pongan colorados añadir los ajos picados, la guindilla y la pimienta negra.
Echar vino blanco en la cacerola.
Remover y dejar cocer.
Se sirven templados y están mejor de un día para otro.

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